Siempre es gratificante que te hagan un regalo, y si éste es un libro, pues mejor que mejor para los que somos de letras. Pero si además se trata de uno escrito desde la atalaya de la experiencia, por quien ha vivido intensamente la profesión de profesor, todo ello cargado de empatía y respeto ... el resultado es La sonrisa de Platón, de J. Sánchez-Enciso.
Y es que este verano (que visto en perspectiva no veas lo que ha cundido; una apaga el ordenador y tiene tiempo para todo) tuve el placer de compartir un día con el profesor Sánchez-Enciso, que vino a Blanes invitado por Yolanda Sediles, y acompañado por Pilar Adell, Inma López y Carmen Durán. A la comida frente al mar, y a la sobremesa porterior nos sumamos (anda, que buenas somos para perdernos un sarao de éstos) Ana Romeo, Lu y una servidora.
Para alguien como yo, con tanto que aprender sobre la enseñanza, la didáctica, la vida docente en general ... oir hablar a alguien de la talla de Sánchez-Enciso es toda una lección de savoir faire. Su estilo tan dulce y respetuoso, unido a la lucidez de sus ideas me recordó a alguien que había conocido este curso en una conferencia. Y mira tú por dónde, que me encuentro que esa persona, Jaume Carbonell, es el prologista de La sonrisa ...
Para un profesor, leer el libro es encontrarse con un espejo de su realidad cotidiana. Y al verse reflejado en algunas situaciones, se puede sonrojar, avergonzar, esbozar una sonrisa, dejar caer una lágrima. Todos los profesores deberíamos escribir nuestras sonrisas de Platón, algunos ya lo hacen de tanto en tanto en sus blogs.
Mañana 25 de septiembre es la presentación de libro en la librería Alibri (la Herder de toda la vida, vamos). No podré asistir, pero desde aquí quiero mandar a Juan mi más caluroso saludo, y agradecerle el regalo del libro.
Y que haya muchos más cafecitos en Blanes, junto al mar.
Addenda de septiembre de 2009. Acabo de tropezar con La sonrisa de Platón en Google Libros:
Y es que este verano (que visto en perspectiva no veas lo que ha cundido; una apaga el ordenador y tiene tiempo para todo) tuve el placer de compartir un día con el profesor Sánchez-Enciso, que vino a Blanes invitado por Yolanda Sediles, y acompañado por Pilar Adell, Inma López y Carmen Durán. A la comida frente al mar, y a la sobremesa porterior nos sumamos (anda, que buenas somos para perdernos un sarao de éstos) Ana Romeo, Lu y una servidora.
Para alguien como yo, con tanto que aprender sobre la enseñanza, la didáctica, la vida docente en general ... oir hablar a alguien de la talla de Sánchez-Enciso es toda una lección de savoir faire. Su estilo tan dulce y respetuoso, unido a la lucidez de sus ideas me recordó a alguien que había conocido este curso en una conferencia. Y mira tú por dónde, que me encuentro que esa persona, Jaume Carbonell, es el prologista de La sonrisa ...
Para un profesor, leer el libro es encontrarse con un espejo de su realidad cotidiana. Y al verse reflejado en algunas situaciones, se puede sonrojar, avergonzar, esbozar una sonrisa, dejar caer una lágrima. Todos los profesores deberíamos escribir nuestras sonrisas de Platón, algunos ya lo hacen de tanto en tanto en sus blogs.
Mañana 25 de septiembre es la presentación de libro en la librería Alibri (la Herder de toda la vida, vamos). No podré asistir, pero desde aquí quiero mandar a Juan mi más caluroso saludo, y agradecerle el regalo del libro.
Y que haya muchos más cafecitos en Blanes, junto al mar.
Addenda de septiembre de 2009. Acabo de tropezar con La sonrisa de Platón en Google Libros:
Comentarios
Besos.
Lo conozco poco, pero doy fe de que Juan es un encanto.
La sonrisa de Platón es la palabra del maestro, no me cabe ninguna duda.